Sons of Valhalla

Convierte tus aldeas en fortificaciones y edifica construcciones para mejorar el equipo y las habilidades de tus tropas y armas de asedio hasta convertirlas en una fuerza mortífera.

El enemigo no se quedará de brazos cruzados mientras conquistas su territorio, sino que intentará saquear y recuperar las aldeas que le has arrebatado. Alza estructuras defensivas con las que mantener a los saqueadores a raya y sírvete de las unidades exclusivas de estas aldeas, como los pirómanos y los cazadores, para cambiar las tornas de la batalla.

La cantidad de recursos que puedes tener está limitada, así que tendrás que planificar tu expansión y las mejoras que piensas hacer si quieres disponer de las herramientas necesarias en el momento adecuado. ¿Darás prioridad a un ejército de unidades baratas u optarás por usar los campeones, que cuestan más recursos pero son más resistentes? Desprovista de escudos, una horda de espadachines no es rival para un grupo de arqueros enemigos apostados en muros de piedra; de igual modo, una curandera sin escolta no tardará en caer ante la infantería enemiga.

Hay una amplia variedad de tropas para elegir, desde unidades básicas como el espadachín o el arquero hasta campeones únicos como los herreros guerreros y las doncellas escuderas. Cada tipo de unidad cuenta con ventajas y desventajas, y saber qué usar en qué momento será la clave del éxito: las habilidades de la curandera pueden hacer que tus tropas aguanten más luchando, pero también puedes dejar que la alta velocidad de ataque del berserker haga el trabajo.

Ponte al mando de tus tropas y lánzate a la batalla. Ordénales que formen filas detrás de ti, que carguen, que se retiren o que formen el inexpugnable muro de escudos para protegerse de la lluvia de flechas.

Carga al frente y atraviesa las líneas enemigas con tu espada o mantén las distancias con el arco y la lanza, arroja tarros de brea y fuego, equípate con runas que mejoren el rendimiento de tus soldados y, cuando te fallen las fuerzas, toma un trago de hidromiel y sigue luchando junto a los tuyos. Aprovecha para salir a explorar en lo que tus tropas recuperan las fuerzas tras una pelea encarnizada. Es el momento oportuno para hostigar al enemigo y buscar tesoros.

A medida que vayas combatiendo te harás con runas poderosas que puedes colocar en tus cinturones. Estos artefactos actúan como potenciadores tanto para ti como para tus tropas e incluso tu economía. Desbloquea ataques implacables, conviértete en el terror de la noche o busca sinergias con las que aprovechar al máximo la composición de tus tropas. Hay donde escoger: puedes elegir centrarte en la resistencia de tus tropas cuerpo a cuerpo, la esquiva de tus arqueros y su capacidad para luchar de noche, o mejorar el daño y la precisión de tus máquinas de asedio, por ejemplo.

Cuando caigas en combate, Odín te mantendrá con vida para que puedas cumplir con tu destino, pero recuerda que nadie da algo a cambio de nada: para reanudar tu viaje, tendrás que entregarle una de tus runas. Esta decisión podría llevarte a probar estrategias nuevas a medida que tus predilectas se debilitan con cada runa que pierdes.

De vez en cuando tendrás que batirte en duelo: hay toda una conspiración que te arrastra de líder en líder, y solo tú tienes la fuerza necesaria para derrotarlos. Busca el equilibro entre tus mejoras y las de tus tropas para que puedas contar con su ayuda sin necesidad de sacrificar tu propio desempeño durante los duelos contra campeones, en especial contra aquellos que no juegan limpio.